El regalo del 18 cumpleaños de Isabel II de Inglaterra fue un corgi. Se llamaba Susan y, desde entonces, todos y cada uno de los más de 30 perros que tuvo durante su vida fueron descendientes de ella. Es alucinante asomarse al árbol familiar de los perros de la Reina, sí; pero lo que da realmente vértigo es pensar que dentro de nada será una rareza histórica aún más extraña.

Pesémoslo un momento. A partir de ya casi cualquiera puede hacerse su propio clon animal y basta con imaginar en las 30 «Susans» que podría haber tenido la Reina para darse cuentas de que esto tendrá consecuencias.


Una beagle, un poco de piel y un laboratorio. Eso es lo que ha necesitado Sinogene Biotechnology, una compañía biotecnológica china especializada en clonar mascotas, para crear el primer ejemplar clonado de lobo ártico. Nació en Pekín el 10 de junio y se llama Maya. A nivel tecnológico no es nada demasiado innovador: extrajeron el ADN de una muestra de piel de un lobo ártico y lo insertaron en un óvulo desnucleado. Luego usaron una beagle como «madre subrogada».

Pese a los esfuerzos de la compañía por «vender» que se trata de un gran esfuerzo por recuperar especies en peligro, lo cierto es que el lobo ártico no lo está. Lo que ocurre es que, más allá del marketing, sí hay algo relevante para el mundo de la recuperación de especies: el hecho de que cada vez es más fácil clonar seres vivos.

Todo lo que hemos mejorado. Cuando el 8 de febrero de 1996, los investigadores del instituto Roslin tuvieron éxito en la «concepción» del que sería el embrión ‘6LL3’, nadie tenía ni idea de que se convertiría en la oveja más famosa del mundo. Ni idea, ni demasiada esperanza: hicieron falta 277 intentos para conseguir 29 embriones de los que sólo prosperó uno: Dolly.

Es decir: pese a que llevábamos haciendo experimentos desde la década de los años 50, clonar era un proceso demencialmente complicado. 25 años después, lo demencial es lo «fácil», «barato» y preciso que es. Y como manera de evidenciarlo… este zorro ártico clonado es un ejemplo maravilloso.

Ya estamos muy cerca de conseguirlo. En los últimos años sí que hemos visto especies en peligro de extinción clonadas: los más famosos han sito el turón patinegro americano y el caballo salvaje mongol; pero, sin lugar a dudas, mi proyecto favorito es el que intenta recuperar a la paloma pasajera; un ave que ha pasado de 3.000 millones de ejemplares a estar extinta en menos de cien años.

¿Veremos pronto especies recuperadas? No parece que haya muchos impedimentos técnicos, la verdad. Sobre todo, si hablamos de especies de desaparición cercana; especies cuyo material genético está a mano. Si hablamos de dinosaurios o animales así, la cosa se complica (y mucho).

No obstante, el verdadero obstáculo es otro: que una especie es mucho más que un puñado de células con un ADN concreto, también es un ecosistema completo. Recuperar especies sin recuperar (sin encontrar entornos equivalentes, sin asegurarles una vida digna) no es solo un ejercicio de egocentrismo tecnológico, es también una forma muy poco refinada de crueldad.


La noticia

Casi cualquier persona puede hacerse ya con un animal clonado. Este zorro ártico es el mejor ejemplo

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Jiménez

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