Bajo el título de The walking head (algo así como «cabeza andadora») hay un trabajo de simulación de esos que siempre resulta entretenido mirar. En este caso es una simulación del movimiento de peatones por la calle, poniendo énfasis en lo que llaman la fuerza repulsiva social, esto es, que todo el mundo intenta «mantener cierta distancia» con el resto de personas que tiene cerca.

El simulador es básicamente una vía circular con aspecto de rosquilla en la que se puede variar el número de muñecos (entre 25 y 100), su aspecto y añadir algunos obstáculos (tres pequeños objetos en diagonal, dos un poco más grande o uno más grande todavía). Los parámetros que se pueden moficiar son la velocidad media, la variabilidad de la velocidad y la dirección (qué porcentaje de muñecos giran en sentido horario mientras el resto lo hacen al revés). No me quedó muy claro para que sirve exactamente cada cosa pero basta jugar un poco y tener paciencia para ver cómo emergen ciertos patrones en los muñequitos: grupos que van ordenadamente unos detrás de otros, cómo se comportan en los choques, si eligen sortear los obstánculos por la derecha o por la izquierda, etcétera.

Dice Dick Brockmann, su autor, que este tipo de simuladores pueden servir para analizar cuestiones como la dinámica de los pánicos, la turbulencia de las multitudes (molan los nombres), los atascos de tráfico y demás. Brockmann tiene en la misma web otros simuladores sobre la inmunidad de grupo; modelos epidémicos, la segregación en poblaciones humanas, las bandadas de pájaros y, cómo no, los atascos de tráfico.

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