En Digital Trends dedicaron un segmento divulgativo a las razones técnicas que impiden que los deportes en directo en calidad 4K sean algo habitual en la televisión de nuestros salones, donde el 4K es algo habitual desde hace años. Aunque la diferencia de calidad suele ser notable en películas y series a las que podemos acceder a través de las apps de streaming, lo que sucede con las emisiones en directo es algo distinto.

Hace algunos meses, por ejemplo, muchos pudimos disfrutar de todos los partidos del Mundial de fútbol en 4K a través de Gol Mundial, mientras que en RTVE se pudieron ver algunos partidos también en UHD-4K. El despliegue de Gol Mundial y sus comunicaciones funcionó bien en general, aunque los primeros días se producían cortes. Lo mejor: cubrían todos los partidos del evento (por un precio más que razonable, he de añadir: unos 20 euros). La calidad respecto a la emisión de RTVE era muy similar y se podía elegir entre 1080p y 4K en caso de problemas.

Estamos acostumbrados a que esas emisiones en 4K suelan limitarse a eventos puntuales: mundiales de fútbol, Juegos Olímpicos, la Super Bowl americana… Y esto es porque hay diversas dificultades como enumera el vídeo que hacen que no sea fácil adaptar todas las emisiones a 4K. Hay que tener en cuenta que «en directo» hay todos los días ligas de un sinfín de deportes más o menos populares, que requieren de decenas de cámaras por evento, además de toda la parafernalia de equipos de producción y transmisión.

En el caso concreto del formato 4K, las cuestiones técnicas son:

4K significa cuatro veces más píxeles y más «de todo»: capacidad de procesamiento, cables, ancho de banda, consolas de vídeo, camiones, parabólicas… No hay nada más que ver el despliegue para cubrir un evento en directo (frente a simplemente grabarlo) para entender esa complejidad.
Hay que desplegar cámaras 4K para captar las imágenes con la máxima calidad, cámaras que son tremendamente caras en comparación con las habituales.
Han de añadirse adaptadores de 4K a 1080p en la fase de producción y emisión para que todo siga funcionando en los sistemas antiguos.
El añadido de HDR o Dolby Vision para obtener más calidad en la «calidad de los píxeles» complica todavía más las cosas.

Según explican, para tener que evitar ese despliegue de cámaras 4K y multiplicar por cuatro todo lo que las rodea, incluyendo los costes (que son difíciles de recuperar) una buena opción es utilizar 1080p escalado a 4K en HDR a 60 fotogramas por segundo. También se sabe que cuanta menor sea la compresión, mejor, de modo que visualmente resulta de mejor calidad un 1080p con poca compresión que un 4K muy comprimido (que es a lo que a veces se ven abocadas las cadenas).

Aunque la tendencia es ir avanzando poco a poco de unos formatos a otros, queda todavía un largo camino para que el 4K sea algo habitual en las emisiones en directo, igual que ya lo es con películas y series, especialmente las de nueva producción.

Naturalmente, el 8K que se puede ver desde hace tiempo en los televisores tope de gama de las tiendas puede ser considerado todavía una rareza, porque aunque técnicamente sea impresionante ahora mismo no hay apenas nada a nivel de contenidos más allá de algunas grabaciones experimentales y videojuegos capaces de aprovecharlo.

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