Hace apenas unas horas la cápsula tripulada Soyuz MS-22 terminaba su accidentada misión aterrizando en Kazajistán sin ningún miembro de su tripulación original a bordo. Su lugar lo ocupaban 218 kilos de carga, incluidos los resultados de 19 experimentos científicos, equipos para análisis técnicos en la Tierra y equipos para su reacondicionamiento y reenvío a la Estación Espacial Internacional (EEI).

Esto ha sido así porque el pasado 15 de diciembre la cápsula vertió todo el líquido de su circuito de refrigeración al espacio, lo que hizo que Roscosmos la declarara no válida para llevar nadie a bordo salvo en caso de emergencia. De hecho ha utilizado un perfil de retorno más rápido de lo habitual por si los sistemas de a bordo subían demasiado de temperatura y fallaban.

El fallo de la Soyuz MS-22 obligó a acelerar el lanzamiento de la Soyuz MS-23, que voló vacía a la EEI, para que Sergei Prokopyev, Dmitri Petelin y Frank Rubio tuvieran una cápsula en condiciones para volver a casa. Y en caso de emergencia. Pero para aprovechar a tope los seis meses teóricos de duración de la cápsula en el espacio Roscosmos y la NASA decidieron que los tres se quedarían a bordo de la EEI hasta el 27 de septiembre y así aprovechar la MS-23 a tope.

La Estación Espacial Internacional tras la partida de la Soyuz MS-22. La Progress 83 es la Progress MS-22 en la terminología que usa la NASA (y nadie más) – NASA

Así las cosas no volverán a casa hasta después de que los cosmonautas Oleg Kononenko y Nikolai Chub y la astronauta de la NASA Loral O’Hara, que en principio iban a volar en la MS-23, lleguen a la Estación a bordo de la Soyuz MS-24.

Solo que no todo el mundo tiene claro que este plan no tenga ninguna fisura. Y es que aunque Roscosmos al principio insistió en que la pérdida de refrigerante de la Soyuz MS-22 fue a causa del desafortunado impacto de un micrometeorito lo cierto es que a la cápsula de carga Progress MS-21 le pasó lo mismo unas semanas después. Con lo que o Roscosmos es una agencia espacial con muy mala suerte o ha habido un problema de producción con al menos esas dos cápsulas, que son muy similares. Y de ahí que, de hecho se llegara a barajar la posibilidad de adelantar la vuelta de la Soyuz MS-23 al junio o julio, opción que al final ha sido descartada.

Un problema extra del fallo de la Soyuz MS-22 y de la Progress MS-21 es que la ubicación de la fuga estaba en el módulo de servicio, que por diseño se desintegra en la atmósfera en una reentrada controlada al fin de la misión. Así que en realidad no ha sido posible inspeccionarlos a fondo para intentar determinar el origen del fallo.

Con lo que todas las miradas estarán en la Soyuz MS-23 y en la Progress MS-22 que ahora mismo están en la EEI. Y seguro que también hay algún dedo que otro cruzados.

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