[Anotación en actualización]

A la segunda ha ido la vencida y SpaceX por fin ha conseguido lanzar el primer cohete Starship. Pero probablemente lo mejor que se puede decir es que al menos no explotó en la plataforma de lanzamiento sino que se desintegró en el aire a los cuatro minutos de su despegue.

Es difícil valorar esto porque era la primera vez que lo veíamos volar pero el despegue pareció un tanto lento. Aunque tratándose del cohete más pesado y potente de la historia con 119 metros de alto y 9 metros de diámetro y unas 4.600 toneladas de masa al despegue quizás esa sea su velocidad normal.

Pero lo que está claro es que para cuando SpaceX empezó a mostrar la telemetría, unos 15 segundos después del lanzamiento, tres de los 33 motores Raptor no estaban funcionando. Eso es casi un 10 % menos de potencia de la nominal al despegue. Otro más falló a los 40 segundos, otro a los 62, y un sexto a los 101 segundos, este último ya pasado el momento de máxima presión aerodinámica (Max Q) sobre el cohete. En total es una pérdida del 18 % de potencia. Aunque luego el sexto motor en pararse pareció volver a arrancar, así que no sabemos si realmente se paró o si fue un fallo de la telemetría o qué.

A pesar de la pérdida de potencia también es cierto que a cada segundo que pasa el cohete sube más, con lo que el aire es menos denso y ofrece menos resistencia; y cada segundo que pasa el cohete consume cantidades ingentes de propelentes, con lo que cada vez pesa menos. Así que a cada segundo que pasa hay también más margen para la que esa pérdida de potencia sea menos crítica.

Sin embargo, al menos según la cronología publicada por SpaceX antes del lanzamiento, el cohete pasó Max Q con unos 20 segundos de retraso: estaba publicado que lo haría a T+0:00:55 y lo hizo aproximadamente a T+0:00:78. Así que eso parece confirmar la impresión de que el despegue fue más lento de lo previsto.

Pérdida de control

El apagado de los motores de la primera etapa tenía que haberse producido a T+0:02:49 y la separación de las segunda a T+0:02:52; a T+0:03:09 y a T+0:03:12 si le añadimos los 20 segundos de retraso. Pero mucho antes que eso las cosas empezaron a irse al garete.

Aproximadamente a los dos minutos del lanzamiento el Starship comienza a apartarse de su trayectoria. Y, al menos según la telemetría, entre los 2:35 y los 2:33 se gira casi 180 grados, lo que parece imposible. Ojo que la maniobra de separación de las dos etapas en un vuelo nominal se hace precisamente así y aprovecha la diferencia de peso entre ambas y la fuerza centrífuga del giro para hacerla. Pero se hace con los motores de la primera etapa parados. Y en el lanzamiento de hoy no era el caso. Probablemente el cohete iba demasiado lento y demasiado bajo como para poder haber hecho la maniobra de separación con éxito.

Además de la posible pérdida de potencia en las imágenes del lanzamiento hay indicios de que las dos unidades hidráulicas que controlan el movimiento de los motores pueden haber reventado a los 33 segundos y un minuto y cinco segundos del despegue. Eso explicaría la pérdida de control.

No está claro si el cohete se desintegró espontáneamente al exceder los giros su resistencia estructural o si lo hizo después de que desde el control de la misión activaran el sistema de autodestrucción.

En cualquier caso habrá que ver qué dice SpaceX tras el análisis de la telemetría; todo esto son especulaciones mías creo que más o menos razonables tras haber visto unos cuantos lanzamientos.

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