Hace apenas unas horas el avión espacial chino terminaba su segunda misión con un aterrizaje en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan. Había despegado el pasado 4 de agosto, así que ha pasado 276 días en órbita, lo que es una notable diferencia con su primer vuelo en 2020, que duró dos días.

Lo que sigue siendo un misterio es su diseño –no está claro del todo que la ilustración que acompaña a esta anotación sea completamente acertada– y sus misiones. Aunque la Fuerza Espacial de los Estados Unidos ha estado siguiéndolo y pudo comprobar que a finales de 2022 liberó un pequeño satélite que permaneció en sus proximidades. Y también realizó numerosas maniobras en órbita.

En ese sentido se parece mucho al sólo algo menos misterioso X-37B de los Estados Unidos, que el pasado mes de noviembre volvía a tierra tras una misión récord de 908 días en el espacio.

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