Hace unas horas un cohete Larga Marcha 8 colocaba en órbita de transferencia lunar el satélite Queqiao 2. Su objetivo inmediato es hacer de relé de comunicaciones para la misión Chang’e 6, que tiene como objetivo tomar muestras de la superficie del lado oculto de la Luna y traerlas a la Tierra para su posterior análisis. Pero seguirá allí de cara a futuras misiones como las Chang’e 7 y Chang’e 8.

Aparte de su función como relé de comunicaciones, igual que su predecesor, lleva a bordo un observatorio para hacer radioastronomía más allá de la Luna, lejos de las interferencias que escapan de nuestro planeta sí o sí.

Tanto su antena, de 4,2 metros de diámetro, como sus paneles solares están ya desplegados, así que sólo queda esperar que su viaje para entrar en órbita alrededor de la Luna discurra sin problemas.

Queqiao 2 durante las pruebas de despliegue de su antena – CLEP

Lo acompañan en su camino los satélites experimentales Tiandu 1 y Tiandu 2. Su misión es volar en formación alrededor de la Luna para validar nuevas tecnologías para la calibración de la navegación en órbita lunar y la transmisión de señales desde allí.

El lanzamiento de la misión Chang’e 6 está previsto para mayo de este año. Chang’e 7 y Chang’e 8 están programadas, respectivamente, para 2027 y 2028. Ambas tienen como objetivo el polo sur de la Luna, que atrae a todas las agencias espaciales como posible ubicación de una futura base tripulada.

Chang’e 7 incluirá un orbitador, un módulo de aterrizaje, una minisonda móvil y un rover; Chang’e 8 es una misión similar pero sin orbitador.

Está claro que China va a por todas en la nueva carrera espacial.

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