Impresión artística de Euclid en el espacio – ESA

Se confirman las primeras impresiones adelantadas hace unos días: la ESA ha conseguido restaurar la visión del telescopio espacial Euclid al evaporar el hielo depositado en sus ópticas.

El problema de que es prácticamente imposible eliminar por completo el aire de su interior antes de lanzar un satélite, una sonda o un telescopio espaciales. Por eso en el caso de instrumentos como Euclid, especialmente sensibles, se deja un periodo para que estos restos de aire se pierdan en el vacío del espacio antes de empezar a operar.

Pero en el caso de Euclid ese periodo no fue suficiente y se estaban depositando finísimas capas de hielo sobre sus ópticas procedentes del aire que sale de sus mantas de protección térmica. Esto, aunque no detuvo su trabajo, afectaba la capacidad del instrumento de luz visible, conocido como VIS, para hacer su trabajo, y terminaría por impedir su funcionamiento.

Así que tras estudiar cuidadosamente la estrategia a seguir desde el control de la misión empezaron por activar los calentadores de dos de los espejos del telescopio, justo aquellos en los que el equipo de la misión pensaba que estaba el problema. La temperatura de los espejos subió de los -147 °C a los -113 °C, una diferencia de temperatura suficiente como para que se evaporara el hielo. Y apenas una hora después de empezar el proceso la cantidad de luz captada por VIS empezó a subir hasta alcanzar sus niveles originales.

Gráfico con la cantidad de luz captada por VIS una vez comenzado el proceso de calentar los espejos – ESA

Esto es una magnífica noticia para la misión, pues en el futuro es posible que se sigan produciendo depósitos de hielo. Aunque ahora parece que el proceso para librarse de ellos está claro y funciona.

El objetivo de Euclid durante los seis años que se prevé que dure su misión es cartografiar la estructura del universo a gran escala y con ello ayudarnos a comprender la materia y energía oscuras. Para ello creará el mapa 3D más exacto y más grande del universo, que revelará cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado la estructura a gran escala durante su historia. A partir de esto podremos aprender más acerca del papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y materia oscuras.

Para ello monta dos instrumentos: una cámara de longitud de onda visible (VIS), que como decía arriba es la que está teniendo problemas con el hielo, y un espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP, por sus siglas en inglés). La NASA contribuye a la misión con los detectores del infrarrojo cercano de NISP. VIS medirá la forma de las galaxias que observe Euclid. NISP el brillo y la intensidad de su luz; al medir su corrimiento al rojo determinará la distancia a la que están. Les «da de comer» un telescopio de 1,2 metros de diámetro.

La misión está en Twitter como @ESA_Euclid.

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