Acaba de hacerse pública la muerte de Richard «Rick» Slayman, el paciente estadounidense que hace apenas un par de meses se convertía en la primera persona del mundo en recibir el trasplante de un riñón de cerdo. No han trascendido las causas del fallecimiento pero al parecer, al menos según el Hospital General de Massachusetts (MGH), dónde fue operado, no tienen que ver con el trasplante. Había sido trasplantado el pasado 16 de marzo y dado de alta el 3 de abril.

El señor Slayman tenía 62 años y enfermedad renal terminal. Había recibido un trasplante de un riñón humano hacía años pero lo había rechazado. Por eso ahora no tenía más remedio que someterse a diálisis. Pero tenía complicaciones con ella que lo llevaban a terminar hospitalizado cada dos semanas o así.

Así que en el MGH le ofrecieron la posibilidad de recibir el riñón de un cerdo. No eran un riñón ni un cerdo cualquiera sino que habían sido modificados genéticamente para mejorar su compatibilidad con los humanos. Además, también habían sido desactivados los retrovirus endógenos porcinos en el cerdo donante para eliminar cualquier riesgo de infección en la persona que fuera a recibir el riñón. Y el señor Slayman estaba siendo tratado con medicamentos inmunosupresores de última generación.

Pero lo que no he visto explicado en ningún sitio desde que saltó la noticia es por qué un riñón de un cerdo y no otro trasplante de un humano. Y es algo que me sigue teniendo mosca. Igual que el que no se sepa por qué ha muerto. Que igual no hacen falta detalles pero sí algo más que las declaraciones del hospital. Tampoco ayuda que la sección de noticias del web web del MGH precisamente hoy no funcione.

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