Ya conocíamos el enorme y espectacular Concorde de radiocontrol de Otto Widlroither. Pero cuando lo conocimos volaba con los colores de Air France. Y ahora he descubierto que lo hace como el G-BOAC de British Airways. Pero es que además le ha añadido los detalles que aún estaban pendientes en aquel entonces decía como son la cabina con sus pilotos, puertas, ventanillas y alguna cosa más. Así que bien merece la pena volver a echarle un ojo.

El modelo está a escala 1:6, lo que se traduce en unas dimensiones de 10 metros de largo, una envergadura de 4 metros, y una altura de 1,85 metros. Su peso es de 149 kilos. Está propulsado por cuatro turbinas a reacción JetCat P300 Pro que consumen aproximadamente un litro de combustible por minuto cada una. Así que los 24 litros que puede llevar a bordo le dan una autonomía de unos seis minutos.

Aunque hay que tener nervios de acero para hacer volar un cacharro así que a saber el pastizal que debe haber costado. Sólo en su diseño Otto invirtió un año, más otros dos en construirlo.

El G-BOAC fue el primer Concorde que recibió British Airways, y lleva una matrícula un tanto especial por eso, ya que recuerda a la BOAC, la British Overseas Airways Corporation, la aerolínea que fue fusionada con British European Airways (BEA) para dar lugar a British Airways. Si hubiera sido registrado con la matrícula que le correspondía por orden hubiera sido el G-BOAA. Voló por primera vez el 27 de febrero de 1975 y su último vuelo al aeropuerto de Manchester, donde ahora está expuesto, el 31 de octubre de 2003, tras 22.260 horas de vuelo.

(Vía Nacho Sevilla en la lista de correo de Aire).

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