De igual manera que para el universo se habla de contracción y de dilatación, para el catálogo de Xiaomi ocurre lo mismo según el momento y la gama de la que hablemos. La de móviles de gama alta de la marca para este año se acomoda en nada menos que tres rondas, y en el análisis del Xiaomi 12T Pro os desmenuzamos la experiencia del más ambicioso de la serie T de este año.

Y no sólo eso, ambicioso también en megapíxeles con un sensor principal de 200 megapíxeles. De momento no llega a ser el estándar del que hablamos hace relativamente poco, pero lo cierto es que tampoco son los primeros en llegar (ahí estuvo Motorola con el Moto Edge 30 Ultra), así que hay que ver si lo hacen para ganar por goleada y dar significado a la guerra de los megapíxeles o para cincelar otra muesca en las tablas del marketing de este mercado.


Ficha técnica del Xiaomi 12T Pro

Xiaomi 12T Pro

Pantalla

AMOLED de 6,67 pulgadas
20:9
Resolución 2.712 x 1.220 píxeles
Refresco hasta 120 Hz

Procesador

Snapdragon 8+ Gen 1

Versiones

8+128 GB
8+250 GB
12+256 GB
LPDDR5/UFS 3.1

Cámara trasera

Principal: 200 megapíxeles f/1.69
Gran angular: 8 megapíxeles f/2.2
Macro: 2 megapíxeles f/2.4

Cámara frontal

20 megapíxeles, f/2.24

Software

Android 12
MIUI 13

Batería

5.000 mAh
Carga rápida con cable de 120 W

Conectividad y sonido

Dual SIM
NFC
5G (NSA+SA), WiFi 6
Bluetooth 5.2
GPS
USB tipo C

Otros

Lector de huellas bajo la pantalla
Estéreo
Gorilla Glass 5 en el frontal

Dimensiones y peso

163,1 x 75,9 x 8,6 milímetros
205 gramos

Precio

8+128 GB: 749 euros

Diseño: asentando la estética de los Xiaomi más «pro»

Hemos tenido Xiaomi 12 Pro, Xiaomi 12S Pro y ahora Xiaomi 12T Pro y lo lógico es que se pareciesen en algún aspecto del diseño por tener cierta armonía estética entre los móviles “pro” de la marca. Y así es, como vemos en este 12T Pro se mantiene el módulo trasero en la esquina superior izquierda dividido en dos partes: una que monopoliza la cámara principal y otra que comparten el flash y las dos lentes secundarias.

Para la alegría de quienes preferimos superficies menos “charol” y más limpias, el mate ha ganado la partida en lo referente a la trasera (al menos en el color negro que hemos probando), siendo pues una opción poco resbaladiza y aparentemente menos sucia, aunque se desliza más de lo que lo haría un acabado típico de cristal sin tratar y lo que en realidad ocurre es que disimula muy bien el rastro de las manos.

Lo que nos recuerda bastante al Xiaomi 10T Pro, además de algunos componentes que siguen siendo llamativos, es el grosor. Aunque cabe decir que éste es un poco más delgado y, eso sí, más ligero, si bien en cuanto a volumen se encuadra en lo que solemos ver en móviles de pantallas de entre 6,4 y 6,7 pulgadas de diagonal.

El borde metálico también está acabado en mate, aunque con biseles en brillo, con lo que le dan un toque distinto al habitual contraste entre estas dos superficies. Es un borde fino a los lados que actúa de solución de continuidad a la curva que inicia la trasera, con lo que nos da esa comodidad que ya experimentamos con el 12 Pro pese a sus dimensiones. Aquí lo vemos de tú a tú con él y con algunos rivales a nivel de volumen y peso, viendo que encaja en la media sin ser ni el más pesado ni el más grande.

Altura (milímetros)
Anchura (milímetros)
Grosor (milímetros)
Peso (gramos)
Pantalla (pulgadas)
Batería
Superficie (cm²)
Volumen (cm3)

Xiaomi 12T Pro
163,1
75,9
8,6
205
6,67
5.000
123,8
106,5

Xiaomi 12 Pro
163,6
74,6
8,2
208
6,73
4.600
122,05
100,08

POCO F4 GT
162,5
76,7
8,5
210
6,7
4.700
124,63
105,9

iPhone 14 Pro Max
160,7
77,6
78
240
6,7

124,7
97,27

Samsung Galaxy S22 Ultra
163,3
77,9
8,9
228
8,9
5.000
127,7
113,18

Motorola Edge 30 Pro
163
75,9
8,79
196
6,7
4.800
123,17
108,75

Sony Xperia 5 III
157
68
8,2
169
6,1
4.500
106,76
87,54

Con la bandeja para la SIM alineada al centro con el USB tipo C y el altavoz (¡albricias!) en el borde inferior, en los laterales quedan los botones físicos y ya nada de lector lateral, como en el 10T Pro. El lector de huellas está en la pantalla, en cuyo marco superior se encaja con una discreción extrema el auricular y altavoz secundario, sobre una cámara subjetiva centrada y de diámetro bastante reducido (dentro de la pantalla).

Es un móvil que en este color negro transmite sobriedad y elegancia, con un reflejo en la trasera que recuerda al efecto que Vivo empezó a usar en sus gama alta (en torno al Vivo X60 Pro) y que le da cierta elegancia. El módulo, grandote como hemos dicho, hace que al usarlo apoyado sobre una superficie se balancee ligeramente (quizás algo que pase desapercibido para quien nunca lo use así), pero en general es cómodo, está bien construido y da la sensación de que los materiales tiene cierta calidad.

Pantalla: dejando atrás el FullHD+ y asentándose en los 120 Hz

La democratización de algunas especificaciones de pantalla que eran bastante exclusivas, como las altas tasas de refresco, es algo que nos beneficia a todos los usuarios, especialmente a quienes prefieren no irse a lo más caro (y teóricamente más completo). La de la resolución FullHD+, no obstante, hizo que muchos fabricantes colocasen en móviles encajados en la gama alta tuviesen paneles con esta resolución cuando ya hacía tiempo que fabricantes como Samsung no se bajaban del QHD para sus móviles de primera línea.

De todo esto, ¿qué vemos en el último móvil de la serie S de Xiaomi, “tradicionalmente” orientada a rebajar el precio de móviles de gama alta sin renunciar a características punteras (pero con algunas concesiones)? Una pantalla de 6,67 pulgadas AMOLED con resolución 2.712 x 1.220 píxeles y 120 Hz de tasa de refresco, con una densidad de 446 píxeles por pulgada.

Por tanto, sobre el papel es un panel que cumple (y en parte de sobra) con lo que se podría esperar de un móvil ambicioso de 2022. Además, la tasa de refresco táctil es de 480 Hz y soporta HDR10+, que no están nada mal.

Con esa resolución y diagonal de pantalla se queda una densidad de 446 píxeles por pulgada, que sin ser algo sobresaliente es suficiente para dar una buena experiencia en cuanto a nitidez. En todo momento hay una correcta visualización del contenido, tanto por resolución, como por contraste y también a nivel de brillo y ángulos de visión.

En todo momento hay una correcta visualización del contenido, tanto por resolución, como por contraste y también a nivel de brillo y ángulos de visión

Respecto al brillo, sin ser el Xiaomi de este año que más brillo máximo alcanza, nos ha parecido más que suficiente para que todo se vea bien cuanto más directa e intensamente da el sol. El ajuste de brillo automático trabaja bien, sin retrasos en la adaptación, y el brillo mínimo sí podría ser algo más bajo.

El panel viene con el esquema de color vívio de serie, que es más equilibrado de lo que suele ser normalmente. El saturado, como cabe pensar, queda sobresaturado y exagerado y el color original es bastante similar al vívido, aunque con una temperatura más cálida. Vale la pena activar la opción de colores adaptativos, que es algo análogo al True Tone en iOS y deja los controles de estos ajustes al sistema, siendo bastante correcto.

Esto lo vemos en los ajustes de pantalla, así como la configuración de la tasa de refresco. Siendo el máximo 120 Hz, podemos elegir que esté siempre a esta frecuencia, a la mínima (60 Hz) o bien elegir el ajuste dinámico para que vaya adaptándola al contenido.

Cuando hablemos de la autonomía comentaremos cómo influye esta elección en dicho aspecto, pero a nivel de experiencia veremos que en general el ajuste variable salta entre 60 y 120 Hz, sin términos medios, estando a 60 Hz para reproducción de vídeo, juegos y alguna otra app y a 120 Hz cuando navegamos por menús, en las cargas de app y básicamente en cuanto tocamos el móvil (ya sea con Instagram, Twitter, el navegador…). Es por ello que en este caso no se distinga mucho la experiencia de cuando lo dejamos siempre a 120 Hz, con el plus de fluidez habitual en scrolls y transiciones que esta tasa logra transmitir.

En cuestión de diseño y opciones vemos también en los ajustes generales los de la pantalla siempre activa y la pantalla de bloqueo y por otro lado los de la pantalla de inicio. Ambas son útiles para personalizar un poco más tanto el aspecto como la interacción: si por ejemplo preferimos cajón de apps o solamente escritorio, si queremos activar el despertar pantalla al levantar el móvil, etc.

En cuanto a los marcos y la cámara frontal, Xiaomi ha optado por una lente bastante pequeña, ya que con marco incluido sólo mide unos 3,5 milímetros de diámetro. Está muy pegada al marco de la pantalla, con lo que logra tener una barra de tareas bastante estrecha tratándose de este diseño (unos 5 milímetros, de las más estrechas que hemos visto). Siendo así, la isleta no molesta nada ni entorpece la interacción usuario-interfaz, sirviendo también de separación para las dos cortinillas disponibles, como en iOS (tirando de la izquierda hacia abajo aparece la de notificaciones, tirando de la derecha hacia abajo aparece lel también llamado Centro de control.

Mitad superior.

Mitad inferior.

Rendimiento: cuando un «+» es un completo cambio

Otro aspecto en el que lo de tener una “T” en el nombre no significa precisamente estar por debajo es el hecho de haber incorporado una evolución del procesador de su predecesor, el 12 Pro. Se trata del Snapdragon 8+ Gen 1, el cual fue lanzado casi especialmente para corregir lo que el potente Snapdragon 8 Gen 1 no lograba hacer tan bien: sostener su rendimiento.

En este caso hemos probado el modelo que va con 8 GB de RAM, si bien el 12T Pro llega hasta los 12 GB en su configuración más completa. No obstante, tampoco hemos echado en falta más memoria y la combinación de estos 8 GB con el 8+ Gen 1 ha resultado suficiente para el uso que hemos hecho, incluso unos buenos pasones al ‘Genshin Impact’ sin que la temperatura nos haya preocupado.

Temperaturas internas en reposo (izquierda, tras unos 15 minutos de juego (centro) y escuchando música con la pantalla apagada (derecha).

Así, mientras en el 8 Gen 1 apreciamos una caída notable del rendimiento cuando la batería quedaba en torno al 20-30%, en este caso no hemos notado ningún mal funcionamiento ni que el hardware sea insuficiente. En el 12T Pro, procesador, RAM y gráfica resultan más que suficientes para un uso normal o intensivo.

Más allá de nuestras sensaciones y experiencias, os dejamos como siempre los resultados de los principales benchmarks. Cabe decir que, pese a que no hemos registrado temperaturas altas en nuestro uso, no hemos podido pasar el test Wildlife Stress de 3DMark porque durante el mismo se alcanzaba una temperatura interna que el sistema detectaba como sobrecalentamiento y detenía la app.

XIAOMI 12T PRO

POCO F4 GT0

XIAOMI 12 PRO

ONE PLUS 10T

GOOGLE PIXEL 6

SAMSUNG GALAXY S22 ULTRA

OPPO RENO8 PRO

PROCESADOR

QUALCOMM SNAPDRAGON 8+ GEN 1

QUALCOMM SNAPDRAGON 8 GEN 1

QUALCOMM SNAPDRAGON 8 GEN 1

QUALCOMM SNAPDRAGON 8+ GEN 1

GOOGLE TENSOR

EXYNOS 2200

MEDIATEK DIMENSITY 8100-MAX

RAM

8 GB

8 GB

12 GB

16 GB

12 GB

12 GB

8 GB

GEEKBENCH 5 (Single-Core/Multi-Core)

4.054
1.269

1.197
3.442

1.250
3.762

1.068
3.397

1.003
2.859

1.171
3.574

947
3.703

3D MARK (WILD LIFE UNLIMITED)

11.010

10.031

10.332

7.715

5.967

3D MARK (WILD LIFE STRESS)

10.118
6.678

10.234
9.831

7.010
4.454

5.966
5.826

PCMARK (WORK 3.0 PERFORMANCE)

9.242

13.481

13.180

16.765

15.207

14.043

12.791

Software: una actualización «poco visible», pero eficaz

MIUI 13, el software que lleva el Xiaomi 12T Pro desde que lo encendemos, era una versión esperada por lo que ya pudimos probar en su beta: una mayor estabilidad que su antecesora, MIUI 12.5. La que hemos usado ha sido, concretamente, MIUI 13.0.1 Global.

Manteniendo la estética, en lo que se hizo énfasis en su presentación fue en la eliminación del bloatware propio (es decir, apps de Xiaomi de poca o dudosa utilidad). Pero no nos ha dado para nada esa sensación viendo que sigue viniendo con apps como Mi Community o My Picks, además de numerosas apps de terceros, sin que podamos eliminar el navegador, las apps de música y vídeo, Google One o Mi Picks.

Escritorio de fábrica en el Xiaomi 12T Pro.

No son pocas las apps de fábrica que lleva el Xiaomi 12T Pro tras iniciarlo por primera vez. Además, aunque las borremos pueden volver a aparecer por alguna actualización y la «basura de Facebook» es una sección fija en la app limpiador.

Los ajustes generales presentan el orden y aspecto que tenían hasta ahora, con varios apartados para personalizar la experiencia con la pantalla y dos apartados de ajustes adicionales que amplían las posibilidades de adaptación de la interacción interfaz-usuario algo más que otras capas (sobre todo, más que Android stock).. De hecho, la personalización es lo que seguimos destacando de MIUI.

Parte de ello lo tenemos ahora en una barra lateral que en realidad ya hemos visto previamente, pero no deja de ser un añadido. Se trata de una barra que se esconde tras un discreto tirador y que puede suponer el acceso más rápido a ciertas apps.

Algo que también ha evolucionado (partiendo ya de un nivel alto, en relación a otros) es el modo juego. Si bien quizás no detecte a la primera todos los juegos, vale la pena ir añadiendo los que falten para poder configurar nuestra experiencia con ellos a nivel de rendimiento, conectividad, avisos y otros parámetros (sobre todo si somos jugones de los de “mientras juego, no quiero distracciones”).

MIUI 13 no es quizás un gran salto en la evolución de la capa, pero sí nos parece un paso necesario debido a la estabilidad y fluidez que hemos notado. No es la capa de software más intuitiva, pero merece la pena ir explorándola poco a poco, porque llegamos a tener una experiencia muy personalizada cuando hemos ido tocando aquello que nos interesa.

Algunos añadidos de MIUI 13: las ventanas flotantes (ya previamente existentes), el ritmo cardiaco vía lector de huellas o un aviso de «exceso» de uso de auriculares.

Biometría

Los métodos de desbloqueo biométrico que integra el 12T Pro son la lectura de huellas (en panel) y el reconocimiento facial. Aunque ya anticipamos que quizás sólo acabemos usando uno, queramos o no.

Nos referimos al reconocimiento facial, que actúa incluso “de camino” a la cara y es rapidísimo. Claro que todo tiene un precio y en este caso nos lo advierte el propio fabricante: no es el sistema más fiable a nivel de seguridad e incluso se le puede engañar con una fotografía. Tampoco trabaja en la oscuridad absoluta sin ayuda lumínica.

El lector de huellas no va mal, aunque la superficie de lectura no es muy grande y a veces hay que insistir un poco (o, mejor dicho, corregir la superficie de apoyo de nuestro dedo).

Fotografía: así es fotografiar a 200 megapíxeles

El Xiaomi 12T Pro es el último de los móviles “Pro” de Xiaomi, pero no por eso se queda atrás en “característica estrella” a nivel de fotografía. Como os hemos comentado al principio, en este caso se trata de ese sensor de 200 megapíxeles, concretamente el Samsung ISOCELL HP1, presentado en septiembre de 2021.

Acompañándolo tenemos quizás una combinación de hardware y software que nos puede ser más familiar, pero no por eso desdeñable. Así que antes que nada repasemos cada una de las cámaras de este 12T Pro:

Cámara principal: sensor principal de 200 megapíxeles Samsung ISOCELL HP1 (1/1,22 pulgadas, píxeles de 0,64 μm, 1,28 μm agrupados en 4-1, 2,56 μm agrupados en 16-1). Lente 8P con apertura f/1.69, OIS y enfoque Xiaomi ProFocus. Vídeo hasta 8K, con opción HDR10+.
Cámara gran angular: sensor de 8 megapíxeles (¼ pulgadas, píxeles de 1,12 μm) con lente 5P con apertura f/2.2 y campo de visión de 120 grados.
Cámara macro: sensor de 2 megapíxeles (1/5 pulgadas, píxeles de 1,75 μm) con lente 3P con apertura f/2.4.
Cámara frontal: sensor de 20 megapíxeles (1/3,47 pulgadas, píxeles de 0,8 μm) con lente 5P con apertura f/2.24.

App de cámara

La app de MIUI sigue siendo una de las más completas y personalizables. La interfaz no ha cambiado apenas, de hecho se mantienen los accesos directo al HDR y al modo “AI”, cuando ya muchos otros fabricantes han claudicado y no lo ponen (por qué será).

Esto hace que sea muy cómodo ajustar el disparo, con el añadido de poder ordenar y añadir los modos que queramos al carrusel inferior. El disparo a 200 megapíxeles no está, eso sí, disponible tal cual, sino que hemos de seleccionar el modo UltraHD y pulsar el botón de “200 MP”, ya que si no dispara a 50 megapíxeles.

En el modo pro disponemos de RAW y también podemos tirar a 50 megapíxeles ajustando manualmente, pero el RAW únicamente está disponible a 12 megapíxeles. De ahí que no podemos ver un disparo “puro” en alta resolución y ver si hubiese diferencias en el procesado.

Lo principal para la gran mayoría de usuarios es que funciona bien y cambiar de modo es fluido, además de estar nutrida de opciones. Lo único que hemos echado en falta es que en el vídeo haya botones directos para el cambio de lentes (en las resoluciones que se pone), por lo demás hemos estado bastante cómodos.

Cámaras traseras

Hablando del disparo en automático, nos gusta ver que Xiaomi opta por el realismo en cuanto a la colorimetría y el punto de saturación. En general no hay colores exagerados y el contraste está equilibrado, aunque según qué escenas sí podremos ver unos magentas algo salidos de tono.

Fotografía en automático (12 megapíxeles, sin HDR).

El fuerte de la cámara principal, sea cual sea la resolución, es el primer plano. El enfoque trabaja muy bien a 12 y 50 megapíxeles, no tanto a 200, y se logran fotografías detalladas y equilibradas.

El rango dinámico es tan suficiente y correcto que el HDR, ya sea automático o añadido, es casi más un adorno. Donde hemos visto que sí nos puede salvar un poco más la foto es en el gran angular de noche, interpretando mucho mejor de iluminaciones y sombras, en el resto de escenarios podemos despreocuparnos.

En cuanto a esta lente, el gran angular cumple bien, sin milagros y salvando algo justo el detalle. Siempre por debajo de la lente principal (ya a 12 megapíxeles) y con algo más de neblina, pero de día son fotos bastante correctas. Es de noche cuando se aqueja más de contornos difusos y otras insuficiencias.

Fotografía con el gran angular (sin HDR).

El sensor de la lente macro es tan pequeño como prescindible. Insistimos en que son fotos de baja resolución y bastante desequilibradas en la mayoría de los casos, viendo siempre mejores resultados cuando el gran angular se usa para fotografía macro (como en los iPhone, los ASUS y alguna otra marca).

Fotografía con la lente macro.

El modo retrato nos ha sorprendido para bien. Aunque depende de la situación, Xiaomi ha mejorado el bokeh artificial y lo vemos algo más progresivo, incluso de noche, viendo la mayoría de las veces un recorte correcto y limpio.

Margulis recreándose capturada con el modo retrato.

El modo noche no queda demasiado artificial, en parte porque cuando hay poca luz el automático ya tiende a sobreexponer y al final suele haber poca diferencia entre estos dos. Sí que logra definir un poco más los contornos, de ahí que pueda valer la pena recurrir a él cuando la luz escasea.

¿Y qué pasa con la alta resolución? Vamos a ello.

Los 200 megapíxeles en el Xiaomi 12T Pro

Con la guerra de los megapíxeles más viva que nunca, en parte gracias a ese movimiento sin precedentes de Apple con el iPhone 14 Pro que ha acabado teniendo buen resultado (con ciertas puntualizaciones), los 200 megapíxeles suponen un foco de atención, tanto por el número en sí como por el hecho de que aún sean muy pocos los móviles que disponen de un sensor así.

En este caso además tenemos un sensor de 1/1,22 pulgadas, que no llega a ser lo grande que es el del Xiaomi 12S Ultra pero que, estrictamente hablando, llega a ser ligeramente mayor que el del iPhone 14 Pro (1/1,28 pugladas, son prácticamente del mismo tamaño). ¿Gana la partida añadir más megapíxeles en un tamaño de sensor que ya es destacable en un móvil? ¿O es más bien marketing? Veamos.

ProCut se activa con las fotos de 50 o 200 megapíxeles. Nos dice un poco la idea de estas fotografías: hacer una especie de «zoom» al uso, crear recortes con buena definición.

Como hemos dicho, la app de Xiaomi permite disparar en automático a 12 megapíeles (es decir, con los píxeles agrupados 16 a 1), con algunos ajustes como el HDR y la IA, o bien activar el modo UltraHD. Si activamos este modo tenemos opción de disparar por defecto a 50 megapíxeles (píxeles agrupados 4 a 1) o bien sin agrupar píxeles, a 200 megapíxeles, dando a un botón en la interfaz. En este caso, sin poder gestionar el HDR (aunque ya hemos comentado que tampoco es algo que tenga demasiada implicación).

Lo que hemos visto en general es lo obvio: las fotos a 200 megapíxeles son más grandes y ocupan mucho más en la unidad de almacenamiento. Hablamos, por ejemplo, de que una fotografía en automático pueda ocupar unos 2,5-3 MB, una de 50 megapíxeles unos 23-25 MB y una de 200 megapíxeles ya sea casi a partir de 50 MB, llegando a los 70 MB.

Hablamos, por ejemplo, de que una fotografía en automático pueda ocupar unos 2,5-3 MB, una de 50 megapíxeles unos 23-25 MB y una de 200 megapíxeles ya sea casi a partir de 50 MB, llegando a los 70 MB.

Como siempre decimos, porque no hay mucho más allá que comentar en la práctica, es que las altas resoluciones nos van a ser útiles si vamos a imprimir. ¿Por qué? Porque como en este caso, lo que se logra es definir un poco más la imagen al tener algo más de información por megapíxel.

Algo que se nota… Con el “pellizco”, es decir, haciendo zoom y comparando recortes. En fotos de día de plano general vemos que claramente los detalles lejanos quedan mucho más definidos en la foto a 200 megapíxeles que a 12 megapíxeles. Aunque lo que no hemos visto es que el procesado de Xiaomi de estas imágenes en alta resolución recupere más información de las sombras siempre, como sí destacaba en el caso de los RAW del iPhone.

¿Son milagrosos los 200 megapíxeles? A priori no tanto, sobre todo porque no vamos a dedicarnos a enfatizar recortes en la práctica. Sin dejar de poner en valor la diferencia de definición que sí hemos visto en la mayoría de disparos, la foto sin ampliar o recortar no muestra grandes diferencias, sobre todo porque el enfoque en el modo UltraHD trabaja peor en el primer plano por el enfoque, donde los 50/200 megapíxeles quizás tendrían más opción de lucirse. De hecho, nos ha ocurrido que buscando la mínima distancia de enfoque (sin llegar al macro) nos sacase mejores resultados en auto que a 200 megapíxeles.

Eso sí, hablando de las escenas de día, lo que también vemos al recorte es que en las zonas complejas de una fotografía (como puede ser una penumbra) la amenaza adjunta al mayor resalte contornos es un aumento del ruido. No se aprecia a primera vista, pero yendo al detalle lo hemos visto en fotografías de plano general.

Este procesado de las imágenes en alta resolución cambia de noche, encontrando casi siempre unas iluminaciones más resaltadas que en el modo automático. Esto hace que las fotos sean un poco menos realistas a nivel de la interpretación de dichas iluminaciones, en algunos casos dando la impresión de que se ha aplicado algún tipo de modo noche, y en otras desdibujando detalle en el caso de contraluces.

De hecho, de noche no hemos notado tanto ese aumento del detalle, viendo contornos más lavados en general, sin que se acierte en la interpretación de iluminaciones y sombras pese a tener más información (aquí juega su papel el procesado). Eso sí, sin el ruido de las penumbras que habíamos observado de día.

Por tanto, nos parece que los 200 megapíxeles y las grandes resoluciones en general son herramientas que pueden ser útiles para cierto porcentaje de usuarios, dispuestos a usar su tiempo a procesar fotografías y/o que quieran imprimir sus fotos quizás con sesiones mucho menos complejas que cogiendo una réflex o una cámara de fotos avanzada. Pero no creemos que sean, al menos de momento, un golpe en la mesa determinante, ni que el 12T Pro pueda ser el claro vencedor de sus rivales más armados en este sentido (tanto a nivel de resolución como de tamaño de sensor).

Cámara frontal

La cámara frontal del 12T Pro es pequeña, pero válida. De día logra fotografías realistas, con un contraste equilibrado y un detalle correcto, defendiendo muy bien de día y con luz media-alta también el modo retrato.

El HDR no es tampoco agresivo y puede que nos venga bien para recuperar los cielos al fondo, si bien de noche mejor no tirar de él porque (quizás por la naturaleza del disparo y su procesado) a veces saca algo más de ruido si lo vemos al detalle. Lo que de noche sigue siendo solvente es el modo retrato, con fotografías menos definidas que de día siempre, pero sin acuarelas.

Vídeo

Uno de los principales reclamos de este móvil en el vídeo es el 8K, que lleva un tiempo siendo un rasgo exclusivo de móviles de primera línea y alguno de nivel inferior, pero particularmente ambicioso. Como ocurre con las fotos a 200 megapíxeles, se trata de archivos considerablemente más grandes que los capturados en 4K o 1080p, así que vale la pena pensarlo antes (unos 45 segundos pueden irse fácilmente a los 700 MB y de noche).

Sobre todo viendo que, a nivel de definición, no hay un salto tan grande entre 4K y 8K (como sí lo hay entre 4K y 1080p). Se nota más que nada en el recorte, si vamos a tirar de zoom digital, pero a nivel de detalle, colorimetría y exposición no vemos que haya una diferencia excesiva. El gran angular, por su parte, nos da un detalle bastante inferior (se queda en 1080p), con el añadido de que por la noche los colores están algo más lavados que en la lente principal.

Para las resoluciones 1080p y 4K tenemos la opción del HDR, que nos puede venir bien si vamos a grabar algo en abierto y el cielo va a estar tras ciertos elementos. No es una diferencia muy notable, pero sí logra aumentar ligeramente el rango dinámico, aunque no podremos saltar al gran angular en la misma toma.

En cuanto al modo de video estable, hay puntos que nos han gustado y otros que no tanto. Ante una misma toma, con el vídeo estable lo que se mantiene sin cambios es la iluminación y el balance de blancos, cosa que no ocurre si andamos de manera brusca o corremos sin este modo activado. Eso sí, disminuye ligeramente la definición y la escena queda algo más lavada, sin evitar los temblores al subir escalones.

La cámara frontal hace tomas bastante buenas en general, aunque de noche le es complicado procesar el ruido. No obstante, los colores y el contraste nos parecen cercanos al realismo que vemos en la principal, así que aunque un escalón por debajo a nivel de resolución, nos parece una cámara solvente y con buena estabilización electrónica.

Es interesante la opción del HDR, que también se nota a la hora de mejorar el rango dinámico de los fondos, ayudando también a recuperar algo de información de las sombras. De noche, de hecho, da mucho mejor resultado con HDR que en automático, logrando incluso mayor nitidez.

Autonomía: 1, 2 , 3… Un pasito pa’lante, Xiaomi

El Xiaomi 12 Pro no nos dejaba demasiado contentos en este apartado porque la suma de variables que influye en la autonomía nos daba cifras bajas y, sobre todo, el que nos costase llegar al final del día con una carga. Eso con una nada despreciable batería de 4.600 mAh, que en este caso queda superada por la de 5.000 mAh del 12T Pro.

Y parece que con el combo de mayor capacidad, nuevo software y diferente procesador han dado en el clavo porque con el 12T Pro las 24 horas de autonomía son casi un castigo. Sólo se nos quedó por debajo tras un test de autonomía a 120 Hz (y llegó a las 18 horas), el resto de ciclos han sido de 26 horas o más, llegando a las 31 horas de autonomía con la tasa de refresco variable.

Aunque no vemos todas las opciones que probamos en la beta de MIUI 13, sigue quedando un nutrido menú de ajustes para el consumo de batería y la carga. Vale la pena investigar un rato para ir ajustándolo a nuestro uso.

Una cifra que supera las 26 horas que logramos con los 60 Hz (y un uso intensivo) y las 28 horas logradas en el uso a 120 Hz mantenidos, por lo que viendo que este ajuste suele tirar de los 120 Hz en general compensa dejarlo activado, dado que no supone un descenso de la autonomía. Las horas de pantalla nos han sorprendido para bien, llegando incluso a las 13 horas (nos sale esto de media con GSAM Battery, pero en realidad calculamos unas 9 horas al haber tenido algún ciclo con 4 horas y media).

La carga rápida sigue sin defraudar. El tiempo de carga con el cargador de 120 vatios nos queda en unos 17 minutos, aproximadamente, así que con esto y con la autonomía la verdad es que nos hemos olvidado bastante de planificar cuándo cargar el móvil antes de salir de casa.

Sonido: 1, 2, 3… Y un pasito pa’trás

Pese a la emoción de ver que el móvil viene con sonido estéreo, las sensaciones con el audio nos recuerdan más al Mi 10T Pro que al 12 Pro. De hecho, aquí no vemos firma de Harman-Kardon ni ningún posible reclamo (y puede que haya sido un apartado menos atendido).

El sonido es bastante plano, correcto sin más y quedando muy justo si se quiere competir en gama alta. El rango dinámico es reducido y echamos en falta graves, así como que haya una buena compensación entre un altavoz y otro (el principal suena proporcionalmente más, que es lo habitual, pero en este caso se nota como si fuese mono).

Test de autonomía de PCMark a 120 Hz.

Eso sí, es claro, sin carraspeos ni ningún otro problema y con nitidez más que suficiente. El volumen tampoco supone una pega y podemos tenerlo al 65-70% para ambientar una estancia.

Si tiramos de auriculares podremos tener acceso a algunos ajustes especiales en el apartado correspondiente de la configuración del móvil. Aunque tras haberlos probado con varios tipos de audio, cabe decir que el “sonido envolvente virtual” no da buen resultado y es mejor tenerlo desactivado.

Xiaomi 12T Pro, la opinión de Xataka

El Xiaomi 12T Pro cumple con lo prometido: darnos una experiencia de gama alta, de tener lo último de lo último por menos de 1.000 euros. Es un móvil completo, bien construido y que ha demostrado ser todoterreno en todo el tiempo que lo hemos probado.

La elección de la pantalla ha sido muy acertada, así como el lograr una correcta disipación de la temperatura y que por fin el rendimiento no suponga un empeoramiento de la experiencia. Sobre todo con una autonomía que nos hace olvidar el cargador en casa (por cierto, entregado con el móvil).

No es perfecto y hay aspectos (como el sonido) que tienen mucho margen de mejora. Las cámaras nos han parecido versátiles, en especial la principal, aunque el uso de los 200 megapíxeles parece relegado a un público menos general y más alejado de la fotografía móvil en su esencia de espontaneidad y compartir en redes.

Con todo, ha resultado ser un móvil competitivo en su gama (sobre todo sin salir de su propia casa) que da buena experiencia. Quizás es, a su modo, un 12 Pro con los deberes hechos.

9,1

Diseño9,5
Pantalla9,5
Rendimiento9
Cámara9
Software8,5
Autonomía9,5

A favor

La pantalla se ve muy bien y tiene buenas especificaciones.La autonomía es muy buena y nos hace olvidar pensar en el cargador. El procesador ha sido potente y sin pérdidas aparentes de rendimiento.

En contra

Es como si se hubiesen olvidado de optimizar el audio, no está mal pero nos sabe a poco. La cámara macro no podía ser más prescindible. Siendo los 200 megapíxeles para un público más «pro», echamos de menos un mayor flujo de trabajo con la alta resolución.

El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Xiaomi. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.


La noticia

Xiaomi 12T Pro, análisis: la gama alta “económica” de Xiaomi viene con los deberes hechos y pisando fuerte

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Anna Martí

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